
Yo también tenía una bandera,
Pero nadie la quiso enarbolar;
Y también tenía un orgullo,
Que otros pisotearon, cuando quise celebrar
Yo también lancé un grito al viento,
Pero nadie conmigo quiso gritar;
Porque la intolerancia tuvo más eco
Que la voz que decía buscar igualdad
Igualdad aparente, nunca hallada
Que jamás tiene eco en la eternidad;
Porque el silencio es usado por todos los bandos,
Para desvanecer las palabras de quien no piensa igual
Muchos otros, como yo
También dan su sangre en ultramar;
Y otros enmudecen, porque tienen miedo
(Sí, ellos también tienen miedo)
Y sufren, y lloran por causa de un tercero
Que les dice con balas que no deben hablar
¿Te sorprende? No debería
Es la historia de la humanidad,
Y el corazón del tiempo, una rueda
Que exalta a unos para otros quebrar
Quizás mi poema te ofenda… Es posible,
Pero ya no me quiero ocultar;
Porque también tengo un himno en el pecho,
Aunque nadie lo quiera escuchar
Porque si repudio generan mis letras
Por el Nombre que invoca mi altar;
Si se quema mi Libro en la hoguera,
Mientras se proclama respeto por la identidad
Si se genera, con acciones, el mismo miedo
Que en otros se suele reprochar;
Y si hay una sola persona en el mundo
Que por miedo esconda en un cofre su verdad
No te engañes, no se ha vencido el odio,
La rueda sólo ha vuelto a girar;
Y habrá otro peón en el trono
Pero no habrá atisbo de libertad
Libertad habrá cuando tú brilles,
Sin condenar a otros a la oscuridad;
Cuando tú puedas decir quién eres,
Sin que yo lo deba negar
Porque sea una voz o la de miles,
Me siga uno o un millar,
Mi bandera también merece un asta,
Y no una condena nefasta,
Si, como tú, yo decido cantar
Créeme, de humano a humano,
De alma a alma, de mortal a mortal,
Otra cosa es sólo la nueva máscara
Que cubre la misma maldad
La que habita en ti y en mí, que no es distinta
Aunque otros se quieran engañar;
La que nos seguirá hasta el fin de nuestros días
Hasta que polvo seamos, y a él debamos retornar
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