Mariana Escobar
Romancero En Cuarto Menguante

Dile a la Luna que te cuente
De mi furia salvaje,
De mi rabia silvestre;
De mis mil y una noches bajo cortinas de humo,
Incendiando mortajas entre zarzas ardientes;
De mis odios inmortales
Y mis amores perennes;
De los puñales que guardo en sonrisas de alga,
De las tormentas que oculto entre calmas de nieve
De las palabras que camuflo
En atardeceres silentes;
Y las veces que me ha visto llorar hasta el alba
Las heridas mortales que aún despedazan mi vientre
Dile a la Luna que te cuente
Que he escondido el corazón
En las lagunas de mi mente;
Que las arenas del tiempo han detenido su paso,
Congelando mis ansias en anhelos imberbes;
Que una niña se ve en el reflejo de plata
Que, en las horas maduras, aún mi espejo devuelve;
Que no hay ciencia que encubra la pasión desgarrada,
Que hay sombras oscuras en mis páginas sapientes
Y que hay tinta derramada sobre el blanco de mis años,
Como agujas que se clavan en el ancho de mis sienes;
Voces que evocan fantasmas olvidados,
Que no saben quedarse, pero tampoco se mueren
Dile, por favor, dile que te cuente
Que, mientras tú dices mi nombre,
En mis labios, otro nombre, en el silencio se pierde;
Que no oso pronunciarlo, pero mis versos lo han guardado,
Como un mantra maldito que no mata, aunque hiere;
Que nunca has de escuchar la melodía del tuyo
En la triste canción que en mi arpa se teje,
Pues no es tu vibración la que resuena en mi alma
Ni el eco de tu voz la que mi propia voz enciende
Dile, por favor, a la Luna que te cuente
Los secretos que ha escondido de mí, en sus lunares
Y que logren menguar todas tus fases nacientes,
Para que, quizás así, logres llegar a odiarme,
O, por lo menos, puedas dejar de quererme