
Dile a la Luna que te cuente
De mi furia salvaje,
De mi rabia silvestre;
De mis mil y una noches bajo cortinas de humo,
Incendiando mortajas entre zarzas ardientes;
De mis odios inmortales
Y mis amores perennes;
De los puñales que guardo en sonrisas de alga,
De las tormentas que oculto entre calmas de nieve
De las palabras que camuflo
En atardeceres silentes;
Y las veces que me ha visto llorar hasta el alba
Las heridas mortales que aún despedazan mi vientre
Dile a la Luna que te cuente
Que he escondido el corazón
En las lagunas de mi mente;
Que las arenas del tiempo han detenido su paso,
Congelando mis ansias en anhelos imberbes;
Que una niña se ve en el reflejo de plata
Que, en las horas maduras, aún mi espejo devuelve;
Que no hay ciencia que encubra la pasión desgarrada,
Que hay sombras oscuras en mis páginas sapientes
Y que hay tinta derramada sobre el blanco de mis años,
Como agujas que se clavan en el ancho de mis sienes;
Voces que evocan fantasmas olvidados,
Que no saben quedarse, pero tampoco se mueren
Dile, por favor, dile que te cuente
Que, mientras tú dices mi nombre,
En mis labios, otro nombre, en el silencio se pierde;
Que no oso pronunciarlo, pero mis versos lo han guardado,
Como un mantra maldito que no mata, aunque hiere;
Que nunca has de escuchar la melodía del tuyo
En la triste canción que en mi arpa se teje,
Pues no es tu vibración la que resuena en mi alma
Ni el eco de tu voz la que mi propia voz enciende
Dile, por favor, a la Luna que te cuente
Los secretos que ha escondido de mí, en sus lunares
Y que logren menguar todas tus fases nacientes,
Para que, quizás así, logres llegar a odiarme,
O, por lo menos, puedas dejar de quererme
Qué bonito escrito, Daniel. Muchas gracias por ello y por tus palabras de apoyo. Y le has atinado, sin pensar, a mi instrumento favorito; nada mejor que ese sonido para hacer vibrar el corazón. Un saludo enorme, Daniel, y gracias por tanto 🌷🌷🌷🌷🌷🌷🌷🌷🌷
¿Y si la luna decidiese confiarnos sus secretos, podríamos escucharla sin que se agiten nuestras aguas? Temo responder sin saber, temo que sus faces hechicen las orillas de mis ser, temo que la aureola de todos sus eclipses me atrapen en su elipsis. Porque ella sabe de amor y desamor, porque entreteje nuestros cielos en la noche y guarda nuestros sueños cuando el sol la hace invisible en su reinado. Solo ella lo sabe, en sus cuartos crecientes y en sus cuartos menguantes. En las mareas que se alzan arrogantes, en las estrellas que su rojizo resplandor acrisola quitándonos señales y ocultándonos el norte. Sólo ella lo sabe. Sólo ella decide. Otorgar redenciones o expandir aflicciones. Te has inclinado ante…
¡Migue, qué gusto tenerte por aquí! Gracias por tu comentario, me alegra mucho que te guste; como te escribí, este poema tiene un significado importante para mí. La Luna siempre tiene ese efecto. Y me alegra que podamos compartir versos con ella. Un abrazo inmenso para ti 🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗🤗
¡Muchas gracias, María! Tenía en mi mente que ya había contestado tu mensaje; pero bueno, aquí voy. Muchas gracias por tu apoyo y por tus bellas palabras. Y tienes toda la razón, la Luna nos guarda esos amores que no nos atrevemos a decirle al viento, para que no se los lleve. Gracias por tanto, María. Un abrazo inmenso 😘😘😘😘😘😘😘
Precioso poema may este es otro de esos que yo enmarco junto a los que defino como versos de cristal, la luna siempre tan evocadora para que surjan este tipo de poemas cargados de versos hermosos y con tanto sentimiento descrito, chapó mi querida poeta es divino todo tal y como lo describiste. 👏👏👏👏🌹🌹😍