
No debiste dejarme sola
Con todo el amor que llevaba dentro;
Que yo te amaba y tú a mí,
Y eso no fue suficiente
Entre mis 'no' y tus miedos
Que nunca hubo magia sin dolor,
Ni palabras de amor entre los dos
Que no murieran con tus silencios
Como murieron, en tu ausencia,
Las caricias en mis manos
Y en mis labios los besos
Me dejaste sola una y mil veces,
Y lo sigues haciendo;
Porque te marchaste con tus sonrisas,
Pero no te llevaste mis rezos
Aquellos que levanté con tu nombre,
Aunque no me escuchase el cielo,
Más que para decirme
Que era pecado seguirte queriendo
Y es que sigues aquí,
En mí,
Como un tormento,
Recordándome que unos ojos claros
Jamás sucumben ante unos ojos negros
Así como triunfa la claridad el sol
Cada mañana en el firmamento,
Rasgando la negra oscuridad de la noche,
En mi ventana, cual si fuera un velo
Porque la oscuridad sólo quedó en mi alma,
Mientras te lloro con los ojos secos;
Sintiéndome incapaz de olvidarte,
Incapaz de abrir mi corazón de nuevo
Y te culpo a ti por ello;
Que no me dejaste amarte,
Matando mis ilusiones con tu acero
Pero no me permites desterrarte
Ni calmar este amor palpitante,
Haciendo que logre odiarte por entero
Porque quemaste las mariposas
Que volaban en mis entrañas,
Con tu consumidor fuego
Pero no las apagaste
(Solamente te marchaste)
Y dentro de mí siguen ardiendo
Gracias, Félix, qué bello comentario. Es siempre motivador leerte por aquí. A decir verdad, a veces el amor, aunque sea mutuo, no es suficiente... Un fuerte abrazo 🤗🌷
Cae el domingo y, va siendo feliz encuentro, llega la poesía de Mariana a dar luz al domingo que se va. Es precioso Mariana, y no entiendo quién pudo dejar de querer un alma tan singular y sensible. Muy bonito Mariposas al fuego.
Divino tú, como siempre. Eso es capaz de apagar cualquier tristeza 😘🍒🦋
Precioso, como siempre. Triste, como casi siempre. 👏👏👏