El Águila Y El Fénix- Parte II
Isabel miró a su hija. No sabía qué esperar. Finalmente, Mariana, sin dejar nunca de fijar la vista en cada uno de los miembros del...
No conozco suicida más exquisito que un poeta. Avivar la herida y usarla como tinta, podría considerarse una eutanasia. Pero le llamamos poesía porque, lejos de matarnos, nos hace sentir vivos. Y eso es un arte.