Elegía De Tambores
Y enmudecieron de nuevo los tambores, Cesaron las danzas; Los pies corren de nuevo, presurosos, Pero no es el baile el que los mueve,...
No conozco suicida más exquisito que un poeta. Avivar la herida y usarla como tinta, podría considerarse una eutanasia. Pero le llamamos poesía porque, lejos de matarnos, nos hace sentir vivos. Y eso es un arte.